La conocida heladería Oiartzun, ubicada en la calle Mayor, ha decidido cerrar sus puertas. Los propietarios del establecimiento confirmaron que la razón detrás de esta difícil decisión son los altos costes del alquiler, que han hecho inviable que el negocio pueda seguir operando con éxito.
Este establecimiento, que comenzó a funcionar en 2010, se había ganado la lealtad de numerosos amantes del helado de calidad a lo largo de los años. Ofrecía más de medio centenar de opciones de helado, adecuadas para satisfacer todos los gustos y preferencias.
El cierre de la heladería Oiartzun ha dejado un vacío en la comunidad local y ha desilusionado a sus clientes fieles, quienes ya no podrán disfrutar de las deliciosas propuestas que ofrecía este icónico local. La situación pone de manifiesto los desafíos que enfrentan los negocios locales en un entorno económico en constante cambio y subraya la importancia de encontrar soluciones sostenibles para mantener vivas las empresas y preservar la diversidad gastronómica en las comunidades.
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