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30 de junio de 2023

Te invitamos a recorrer y descubrir los bosques de ribera mediterráneos que están representados en el JBO y a disfrutar de la floración de algunas de las especies que podemos encontrar en estos ambientes.

Los bosques que se desarrollan en las orillas de los ríos permanentes son los más frondosos de la región mediterránea. Pese a la sequía estival, el suelo se mantiene húmedo y fresco, y permite el desarrollo de árboles y arbustos caducifolios como sauces (Salix sp.), chopos y álamos (Populus nigra y P. alba), fresnos (Fraxinus angustifolia), olmos (Ulmus minor) y plátanos (Platanus orientalis).

Destacan por su gran variedad de especies los bosques riparios del Mediterráneo central y oriental, que bordean los principales ríos del sur de Italia y Grecia. Plátanos orientales, alisos, tamariscos, olmos, sauces y saúcos crecen acompañados por multitud de plantas arbustivas y trepadoras como clemátides (Clematis vitalba), lúpulo (Humulus lupulus), sauzgatillo (Vitex agnus-castus) o vid silvestre (Vitis vinífera subsp. sylvestris).

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Durante el verano, la abundante floración de Vitex agnus-castus nos regala una estampa azulada en el jardín y atrae a numerosos polinizadores. Es además una planta con propiedades medicinales, habitualmente indicada para el tratamiento del síndrome premenstrual. Su epíteto específico, agnus, que en griego significa “casto”, hace alusión a las propiedades antilíbido que le atribuyó Dioscórides a esta planta. En algunas regiones también recibe el nombre común “pimiento loco” porque sus frutos recuerdan al olor de la pimienta.

Otro bosquete de ribera singular es el tarayal, que se desarrolla en las ramblas o barrancos estacionales del sureste ibérico, sobre suelos arenosos o arcillosos y áridos, incluso desérticos, formando bosquetes abiertos junto a otras especies de hoja perenne y dura como la adelfa (Nerium oleander).

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El género Tamarix comprende varias especies, pero su identificación no es sencilla. Son árboles o arbustos muy ramificados, con hojas pequeñas y escamosas, de apariencia plumosa. Florecen durante el verano y sus pequeñas flores, dispuestas en abundantes racimos alargados, son realmente vistosas. Por lo general, el taray, tamarisco o tamariz (Tamarix sp.) soporta altas concentraciones de sales y es capaz de crecer en ambientes como los saladares interiores o las riberas de los arroyos que atraviesan afloramientos de yesos. Algunas especies, como Tamarix canariensis, incluso tienen la capacidad de secretar las sales del sustrato por unas glándulas dispuestas en las hojas.

En el tarayal que se recrea en el JBO destaca también Lonicera biflora, una madreselva trepadora cuyas flores se disponen por pares en los extremos de las ramas y desprenden un agradable aroma.

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