La ciudad de San Sebastián, lugar donde nació y vivió, se despierta hoy con un sentimiento de pérdida tras el fallecimiento de José Antonio Martínez Uranga, un destacado taurino que durante los últimos sesenta años dejó su huella como empresario en numerosas plazas y apoderado de diversas figuras del toreo. A la edad de 89 años, su legado en el mundo taurino permanecerá en la memoria de muchos.
Martínez Uranga pertenecía a la tercera generación de una familia arraigada en el negocio taurino desde principios del siglo XX. Su abuelo Severino Martínez, quien inició su carrera como empresario en 1920 tras ser contratista de una cuadra de caballos, marcó el camino. Continuaron su legado sus hijos, Pablo y Manuel, este último padre de José Antonio y reconocido empresario taurino en su época.
Desde su juventud, José Antonio Martínez Uranga se entregó al negocio de los toros. En sociedad con su hermano Javier y su primo Manuel, se forjó un nombre al frente de emblemáticas plazas como Zaragoza, Salamanca, Valladolid, Badajoz, Gijón, Albacete, Valencia, Burgos y Santander, entre otras.
Un hito en su carrera llegó en 2005, cuando obtuvo la concesión de la histórica Plaza de Toros de Las Ventas, en Madrid. Con su visión y liderazgo, junto a su hijo Manuel Martínez Erice, dirigió las empresas Taurovent y Taurodelta, encargadas de los festejos en la emblemática plaza hasta finales de 2016. Fue en ese año que el francés Simón Casas ganó el concurso y asumió la dirección.
La partida de José Antonio Martínez Uranga deja un vacío en el mundo taurino, pero también deja un legado de pasión, compromiso y dedicación. Su influencia en el desarrollo de la tauromaquia y su papel en la gestión de plazas y la formación de toreros lo convierten en una figura respetada y recordada por muchos. Hoy, San Sebastián y el mundo taurino honran su memoria, reconociendo su contribución a una tradición arraigada en la cultura y la historia de España.
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