Beasain, una pequeña localidad que se encuentra en el corazón de Gipuzkoa ha perdido a uno de sus iconos más queridos, Isabel Imaz, la carismática propietaria de la carnicería Olano, quien falleció este lunes.
Isabel Imaz, con su cabello dorado y su Citroën, era una figura icónica en Beasain. Su sonrisa constante y sus ojos azules irradiaban la esencia misma de esta comunidad. Durante años, ha sido una presencia cálida y alegre en su carnicería, donde su amor por su trabajo y su pueblo se manifestaba en cada conversación y gesto.
Su carnicería, una institución local “desde tiempos inmemoriales”, se convirtió en un destino obligatorio para aquellos que buscaban las famosas morcillas de Beasain, elaboradas por los Olano-Imaz. Con dedicación incansable, Isabel elevó este producto local a un nivel excepcional.
Ganadora del concurso local de morcilla en las últimas nueve ediciones, Isabel Imaz y su familia irradiaban alegría y orgullo por cada victoria. Su pasión por las morcillas de Beasain la llevó a acumular una impresionante colección de premios, tanto en su ciudad natal como más allá de sus fronteras.
Sin embargo, Isabel no solo conquistó los corazones de los beasaindarras; también deleitó los paladares en Zumarraga, Ordizia, Ormaiztegi, Zarautz y más allá. Su legado es un testimonio de cómo una mujer fuerte y trabajadora puede dejar una marca indeleble en la historia con su esfuerzo y dedicación.
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