Noticia publicada el
10 de enero de 2024
Durante el invierno, las plantas perennes siguen luciendo sus hojas y destacan en el paisaje. Entre ellas, en varias de las colecciones de los bosques mediterráneos, podrás observar el palmito, Chamaerops humilis, repleta de dátiles en esta época del año.
El palmito es la única palmera autóctona en la península ibérica y el mediterráneo occidental. Crece en zonas áridas de la región mediterránea (sur de Portugal, España, Malta y norte de Marruecos), perfectamente adaptado a la sequía, las altas temperaturas y los vientos de las zonas litorales, pudiendo alcanzar en algunas sierras los 1000 metros de altitud.
Se trata de una palmera arbustiva que no suele superar los 4 metros de altura, un porte bajo al que hace referencia su propio nombre científico: Chamaerops humilis, que deriva del griego “chamai” (pequeño), “rhops” (matorral) y “humilis” (humilde, pequeño).
Cuando no tiene un único estípite (denominación que recibe el tronco en las palmeras), se ramifica desde la base. El estípite suele estar cubierto por restos de hojas secas y pueden estar ligeramente inclinados o incluso ser rastreros. Las hojas, verde oscuras y ligeramente azuladas, se disponen en forma de abanico, son grandes (hasta 40 cm de largo y 60 cm de ancho) y coriáceas. A una distancia aproximada de un tercio desde la base de la hoja, se dividen en numerosos segmentos estrechos, que a su vez tienen un ápice bífido. El peciolo de las hojas presenta espinas.
Su yema apical, los brotes tiernos de las hojas y la médula de los tallos han sido consumidos en ensalada y conserva, ya que son nutritivos y se les han atribuido propiedades estimulantes y afrodisiacas. Sin embargo, su extracción conlleva la muerte del ejemplar. Las hojas también se aprovechaban en trabajos de cestería, así como para fabricar escobas. De sus fibras se obtenía una “crin vegetal” que, cosida en espiral, servía para confeccionar cordeles más gruesos, esteras y sombreros.
Es una especie dioica, con flores masculinas y femeninas en distintos individuos, aunque ocasionalmente pueden aparecer flores masculinas y femeninas sobre el mismo pie. Florece de marzo a mayo y las flores, de color amarillento, nacen agrupadas entre los peciolos de las hojas, protegidas por una hoja modificada, que también es comestible.
El éxito de la polinización del palmito está estrechamente ligado a la presencia un escarabajo, un gorgojo llamado Derelomus chamaeropsis, que completa todo su ciclo vital sobre la planta, en una relación mutualista: durante el invierno, la planta les provee de refugio a las larvas, y los adultos, que emergen en primavera y se alimentan del polen, van polinizando las flores del palmito en su búsqueda de alimento.
Los frutos son dátiles carnosos, de color pardo o rojizo al inicio y marrones al madurar. Son comestibles, aunque debido a su alto contenido en taninos son muy astringentes. Por ello, han sido utilizados en medicina popular como remedio frente a diarreas. En algunos lugares se conocen como “dátiles de raposa”, ya que atraen a numerosos roedores, mamíferos y pájaros.
También sus raíces han sido aprovechadas como sucedáneo del azúcar, así como para elaborar algunas bebidas.
Hoy en día, es una especie protegida en varias comunidades y su aprovechamiento está regulado. No obstante, se cultiva como ornamental y para las restauraciones paisajísticas.
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